miércoles, 23 de junio de 2010



Mi eterno ángel de la guarda llega con el coche media hora antes de lo necesario. Ha traído una nueva taladradora, una ensalada de pasta para cenar y una pequeña planta con flores.
Sin embargo su ánimo no me anima y, cuando el Guernica cae con parsimonia, yo me empleo con el mismo empeño en salvarlo de su choque contra la madera.
Intento olvidarlo, mientras reposa en una manta, y marco un 0591 procurando encontrar un remanso de humor que me recuerde a mí y me haga sentir un poco más yo, un poco más mío.
Las comunicaciones transoceánicas tampoco ayudan y en el camino a por una coca- cola con bandera de Italia, dos espejos, separados o juntos pero aún en el suelo, me hacen ver una indisimulable cojera y un esparadrapo a la altura de unos pinchazos que sólo quitaron dinero a mi eterno ángel de la guarda.

2 comentarios:

Gaia dijo...

estamos buenos....
....que el guernica puede caer pero no le dejes tocar el suelo..dejalo en la mantita bien cuidadito mientras buscas otra opcion :-) eso es todo
besitos

Anónimo dijo...

Ojalá a todos nos dejasen ser angel de la guarda de las personas que queremos.......