sábado, 31 de julio de 2010

La primera vez que un crujido violento, extremo e inmediato regaló a sus cuerdas vocales un aullido de desgarro, no pudo imaginar que ese dolor definitivo nunca más lo abandonaría.


Pero lo acompañó, ya sin condiciones, disfrazado de una angustia queda, aguda y fiel. No recuperó la sonrisa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hoy en día es complicado sonreir pero se puede, intentando buscar el lado bueno de las cosas intentando ser optimista el truco lo dio Saramago ...