Comienza en euskera y tras versionar a Aute, se atreve con el inglés, el francés, el portugués y el italiano. Su voz suena como la de aquella edad del porvenir que ya se fue. Conserva, en aspecto y en ausencia de arrugas, la inocencia y bondad en su mirada, tanta que, en todo momento, dan ganas de parar la actuación, abrazarlo unos segundos y después permitir que siga cantando.
Ha aprendido hasta a bailar, tal vez ya sabía pero se negaba como a muchas otras cosas. Mientras su timbre te hipnotiza, te hace feliz, su cuerpo convierte en arte unos pasos sencillos.
No sé si fue el quien lo decidió, si el mundo es absurdo y no observa evidencias, o si quiso pero no pudo. En todo caso, lo prefiero. Porque aunque estoy seguro de que podría llenar estadios y de que no hay nadie mejor que él en este país de ubagos y ecdls, la vida me sigue dando regalos tan sorprendentes como poder verlo desde la primera fila en una sala a rebosar, a rebosar con 50 personas, y sentirme por un rato la persona más feliz del mundo mientras me pierdo en su voz, en su cara inocente y divertida y en sus sencillos bailes.
Entonces me dan ganas de parar todo y no dejar nunca de abrazarlo. Y siento pena por aquellos que no supieron ver más allá del uno, dos, tres, cuatro. Será que nos rodean, más de las que pensamos, muchas madres de Fabián.
Ha aprendido hasta a bailar, tal vez ya sabía pero se negaba como a muchas otras cosas. Mientras su timbre te hipnotiza, te hace feliz, su cuerpo convierte en arte unos pasos sencillos.
No sé si fue el quien lo decidió, si el mundo es absurdo y no observa evidencias, o si quiso pero no pudo. En todo caso, lo prefiero. Porque aunque estoy seguro de que podría llenar estadios y de que no hay nadie mejor que él en este país de ubagos y ecdls, la vida me sigue dando regalos tan sorprendentes como poder verlo desde la primera fila en una sala a rebosar, a rebosar con 50 personas, y sentirme por un rato la persona más feliz del mundo mientras me pierdo en su voz, en su cara inocente y divertida y en sus sencillos bailes.
Entonces me dan ganas de parar todo y no dejar nunca de abrazarlo. Y siento pena por aquellos que no supieron ver más allá del uno, dos, tres, cuatro. Será que nos rodean, más de las que pensamos, muchas madres de Fabián.
3 comentarios:
Siempre paso por aquí en silencio por respecto y porque normalmente no entiendo una palabra. Pero hoy, se lee tu felicidad en cada línea en cada letra en cada párrafo que esta vez no sobra. Y eso me hace feliz.
Un besote.
me alegro que hayas disfrutado! y que siga siendo tan bueno como antes o mejor
aunque no le veo bailando...no se...jajaja
un abrazo y buen finde
Me encanta que te haya encantado y que transmitas ese buen rollo...ay, ¿ves cómo sabes?. Un besazo.
PD: a veces los Ubago y ECDL también transmiten buen rollo,¿eh?
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