No me olvidé de tu cumpleaños. Es sólo que ese día no me
salía escribir. Y a ti, da igual, no te hubiese llegado de ninguna forma mi
felicitación.
No me olvido de ti. Hay pérdidas que nunca se pierden y sólo
queda vivir con tu muerte derrotando la levedad de la memoria, con la victoria
de saber que el paso de los días te va borrando, pero no te borra. Aunque me
deje vivir.
No me olvidaré. Es sólo que hoy te recuerdo mientras miro la
cordillera, tan lejos de Ascao, y brilla la nieve y se respira algo mejor porque
el esmog nos ha dejado un día de
alivio de cáncer de pulmón, y me parece que eres tú la que lo estás fumando
desde el cielo mientras te cagas en la puta madre de mi memoria que no te
olvida.
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