Sólo diez días después de que tres paquetes de tabaco diarios arrancasen de la arena la sombrilla de la playa, llegué corriendo a la habitación del hospital para despedirme de lo poco que quedaba de tu voz. No recuerdo bien cuáles fueron tus últimas palabras, pero aunque ninguno de los dos lo dijese ambos sentimos el mismo escalofrío cuando las pronunciaste, muy conscientes de que después de ésas nunca habría más. Sí recuerdo que me agaché para darte un beso y que en el momento en el que tu camilla atravesaba el umbral de la puerta te di otro algo desesperado. Después, desde el mismo sitio, te vi cómo desparecías empujado hacia un mundo sin laringe.
Pasaron horas. Seis horas.
Alguien salió. No me acuerdo si dijeron si estabas mal o bien. No recuerdo casi nada. Sí la hora. Eran las diez de la noche de un ocho de agosto como hoy. En unos segundos yo estaba dentro de una UVI con unas pantuflas y gorro a juego color verde, material plástico.
No recuerdo casi nada. Sólo a ti. Hinchado. Irreconocible. Entubado por mil sitios. Cubierto de mil gasas. Con miles de restos de sangre. Inconsciente aunque no del todo. Intentando hablar para decir algo que ya nunca podrás decir.
Luego llegó todo lo demás. Mi entrega total como casi siempre que decido ponerme a alguna tarea. Sin medida. Sin límite. Sin precaución alguna.
Las noches en vela. Las charlas eternas para que por una vez en tu vida cuidases algo tu higiene. Las sondas y la extraña sensación de meterte comida por la nariz. La limpieza de tu cuerpo. Tus interminables mocos y flemas.
Y a los pocos días empezaste a volver a ser tú, y aunque ya no pudieses maltratar a nadie con tu voz, encontraste armas suficientes para seguir haciéndolo de otros modos. Y según comenzaste a ser tú, yo empecé a dejar de ser quien era. Tal vez para siempre.
Y así, una noche tras aguantar tus malos gestos y miserias tuve que decirte que en un mes había hecho por ti más de lo que tú has hecho por mí en toda tu vida.
Mientras lloro por todo tecleando estas líneas pienso que aquella madrugada tal vez era demasiado tarde para poder hablar contigo. Y sigo llorando. Y aunque llamo hoy no me coge el teléfono.
Pasaron horas. Seis horas.
Alguien salió. No me acuerdo si dijeron si estabas mal o bien. No recuerdo casi nada. Sí la hora. Eran las diez de la noche de un ocho de agosto como hoy. En unos segundos yo estaba dentro de una UVI con unas pantuflas y gorro a juego color verde, material plástico.
No recuerdo casi nada. Sólo a ti. Hinchado. Irreconocible. Entubado por mil sitios. Cubierto de mil gasas. Con miles de restos de sangre. Inconsciente aunque no del todo. Intentando hablar para decir algo que ya nunca podrás decir.
Luego llegó todo lo demás. Mi entrega total como casi siempre que decido ponerme a alguna tarea. Sin medida. Sin límite. Sin precaución alguna.
Las noches en vela. Las charlas eternas para que por una vez en tu vida cuidases algo tu higiene. Las sondas y la extraña sensación de meterte comida por la nariz. La limpieza de tu cuerpo. Tus interminables mocos y flemas.
Y a los pocos días empezaste a volver a ser tú, y aunque ya no pudieses maltratar a nadie con tu voz, encontraste armas suficientes para seguir haciéndolo de otros modos. Y según comenzaste a ser tú, yo empecé a dejar de ser quien era. Tal vez para siempre.
Y así, una noche tras aguantar tus malos gestos y miserias tuve que decirte que en un mes había hecho por ti más de lo que tú has hecho por mí en toda tu vida.
Mientras lloro por todo tecleando estas líneas pienso que aquella madrugada tal vez era demasiado tarde para poder hablar contigo. Y sigo llorando. Y aunque llamo hoy no me coge el teléfono.
1 comentario:
Hola guapo.
Todo está bien a pesar de todo es una frase mía. Aventuras bien. Es una de esas frases que a veces, en medio de la nada, uno tiene que recordarse. Te agradezco su uso y me siento orgulloso de ello. Te dije el otro día que ya era hora de que nos viéramos y creo que estamos a punto de caducarnos vivos. que tengo ganas de verte. Besos desde granada de dave y míos. Estamos compartiendo cama y david me pregunta que "esto cómo se paga..."
Publicar un comentario