viernes, 6 de marzo de 2009


Nos vemos mañana, eterno compañero, como cada quince días desde hace ya diecisiete años (veranos aparte cuando nos descansamos para retomarnos después con más ganas).

Te recuerdo desde antes cuando tus horarios no eran aptos para un niño de cinco años que seguía tus proezas desde su cama, sin dormir hasta que se obraba la grandeza de otra remontada.

Nos vemos mañana, eterno compañero. Estaré en el lugar de siempre media hora antes para compensar mis retrasos de estas últimas citas. Estaremos juntos para esta nueva batalla que sin duda ganaremos.

Felicidades abuelo, viejo compañero. Gracias por tanto. Nunca caminarás solo, aunque nadie nos entienda. Porque no eres una cuestión de vida o muerte sino algo mucho más importante. Porque te quiero.

1 comentario:

Gaia dijo...

ups,lo siento....